Un año sin ti.
En un año hemos pasado de amantes a desconocidos.
De ser la persona de tu vida, a ser aquella a la que niegas el saludo.
De tenerte a mi lado siempre, a no saber absolutamente nada de ti.
De llamadas y mensajes cariñosos, a llamadas desesperadas y mensajes sangrientos.
De caricias infinitas, a ni siquiera rozarnos.
De palabras de amor, a palabras dolorosas.
De que me miraras con deseo, a que ni me mires.
De de que me amaras, a que me odies.
Hemos pasado de un polo al opuesto, del más al menos.
Sigo cargando con el peso de cada uno de mis errores, reconozco que hay muchas cosas que podría haber evitado y de las que me arrepiento constantemente. Sin embargo, a este punto hemos llegado los dos y nos repartimos la culpa de haberlo permitido. Ojala amor las cosas hubiesen sucedido de otra manera, que al menos ahora pasaras a mi lado y me dedicaras una sonrisa. Aun espero que algún día puedas hacerlo, que por fin desaparezca todo ese veneno y vuelvas a verme como la persona de la que te enamoraste, como el amor de tu vida. Lo siento de corazón, nunca quise un final tan amargo para nosotros. Te echo de menos todos los días, pienso en tí y me acuerdo de lo nuestro una y otra vez, sabes que para mi no hay amor más inmenso que el tuyo. Eres mi cocosette, tamalindo, peo apestoso y cara de acelga, siempre lo serás, porque eso no hay nada que lo estropee.
Después de un año tormentoso, sigo pensando que llegará la calma y que entonces tendremos esa segunda oportunidad. Es evidente que ahora mismo no somos capaces, que nos hemos destrozado y sobre nuestros escombros es imposible construir algo nuevo.
Quizás me equivoque, pero tu y yo no hemos terminado de amarnos.