Yo soy la gota de agua salada que colmó el vaso, la misma que lo lleno, la que no supo contenerlo y lo derramó. Soy la lágrima que rebosa de mis ojos y los tuyos sobre nuestro vaso desparramado. Fui quien vertió todo el amor, quien dejó que se desbordara y lo vio caer al mar ante sus ojos. Quisiera haber sido capaz de frenarlo, espolvorear mis manos resbaladizas para poder agarrarlo, pero te fallé y una vez más se me escapó. No espero que me perdones por ello, porque ni yo misma puedo hacerlo. Ya son demasiadas equivocaciones seguidas, demasiadas erratas imborrables en nuestras páginas. Una mancha tan grande en nuestra historia que nos impide seguir leyendo. Te decepcioné a ti, amor, pero más me defraudé yo, y ahora créeme que no se lidiar con este arrepentimiento, no se vivir sabiendo el daño que te he hecho. Siento que no merezco nada de ti, que debería coger mis maletas y marcharme para dejarte sanar, para dejarte respirar porque conmigo te ahogas. Alejarme para que puedas olvidar, que me encierres en el cofre con todas mis cosas, que lo entierres bajo la cama y dejes que el polvo se encargue del resto.Nunca quise que el amor que te di se convirtiera en tu ruina, tu perdición. Jamás desee estropear algo tan bonito.
Ahora estoy buscando nuestro vaso en el océano, catando cada gota de mar. Quizás te perdí para siempre, pero mi amor es incansable y sigo esperando encontrarte.
Una gota en el océano es tan sólo una ínfima parte, pero que sería
de él sin ella. Indudablemente el mar sería menos sin su gota.
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