Hay momentos increíbles. Instantes de nuestras vivas en los que la realidad se vuelve casi ficticia, parece que estamos soñando y deseamos no despertar nunca.De esos momentos que se quedan grabados en nuestras mentes como recuerdos permanentes,que revivimos constantemente en nuestra imaginación y que sabemos que nada podrá borrarlos. Pasan desapercibidos la mayor parte del tiempo pero en cuanto nos paramos a meditar destacan entre todos nuestros pensamientos, vuelven una vez más y dibujan sonrisas en nuestros rostros como lo hicieron en su día.
Recuerdo aquel momento perfectamente, como si fuese ayer. Aquellos minutos de gloria fueron excepcionales...
Paseábamos distraidos con las manos entrelazadas,charlando de camino a casa. Nuestros pies sobre la arena empapada gozaban de total libertad, igual que nosotros. Sacaste el móvil de tu bolsillo y pusiste aquella canción, el mar rugía a nuestro paso. Sin a penas darnos cuenta, comenzó a llover... las gotas de agua se precipitaban al vacío y caían cada vez más rápidas y fuertes.Entonces fue cuando nos paramos,la música seguía sonando...nos mirábamos extasiados como si algo mágico estuviese sucediendo y nuestros labios se chocaron. Nos entregamos a aquel beso deseando que no se acabara nunca, que fuese eterno.
jueves, 22 de julio de 2010
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