martes, 1 de marzo de 2016
Naufragio
Cuando naufragas tienes dos opciones, o tratas de nadar intensamente o te dejas arrastrar por la corriente hasta la orilla. Yo nadé con fuerza en busca de tierra firme pero al ver que no lo lograba, desistí. Ahora, agotada de bracear, dejo que el mar me devuelva a la costa. Aun así no me acostumbro a flotar en mar abierto porque anhelo pisar la arena de aquella playa que entra y sale.
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