Es el fuego que vive en mi, que ruge desesperado, que fluye por mis venas y que surge de mis entrañas sin contención alguna, libre...
Todos eclosionamos con el fin de ser, pero sabiendo que es algo pasajero y que la eternidad es solo imaginaria, sin embargo, es esa fugacidad la que hace que cada instante valga la pena. Yo busco la inmortalidad en mis actos, quiero que mi huella perdure, no de una forma colosal, pero sí en los corazones de aquellas personas que me quieren, quiero que en los atardeceres que he mirado consten mis ojos, que en la tierra que piso se funda mi rastro y en el aire que respiro quede mi aliento.
domingo, 29 de julio de 2012
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