La verdad duele. Más cuando te das cuenta de que la realidad es tajante, dura, hiriente, pero sincera. No hay nada más seguro que un hecho verídico, algo evidente. Al margen de lo que se esconde tras los acontecimientos o de como se interpretan, lo que hay es lo que hay.
Tu relación es tan auténtica como mi sufrimiento. Es algo real, desesperanzador e implacable, que consigue mermar mis fuerzas, pero me devuelve a la tierra. No se asemeja en nada a lo que me gustaría, nisiquiera por asomo, en mi mente solo cabemos tu y yo, el echarte de menos, el deseo de esperarte, las ganas de tenerte, el amor...ahora sé que no tendré nada de eso.
Realidad cruda, sin cocinar como el sushi; como la sensación de quitarte la venda de los ojos mientras caes en picado sin paracaidas; una bofetada de realidad que te deja una cicatriz en la cara. Quizás me podría haber ahorrado este dolor, quizás sería mejor no saber nada, hay veces que lo preferiría y vivir engañada pensando que algún día volverías. Imaginar y escribir mil fantasias de ciencia ficción, historias con final feliz, pensando que tus sentimientos hacia mi vencerían al pasado. En este momento, entre nosotros no solo se interpone solo tu dolor, sino una nueva vida sin mí, prometedora e ilusionante. No darías marcha atrás para dejar de lado esta novedad. Ahora no. Sé que Madrid es más bonito que Londres, porque ahí no llueve. Sé que te hace feliz, que entre otros es un motivo de alegría, lo entiendo y no te culpo. También sé que en el fondo tampoco te olvidas de mí.
No obstante, no me queda mas remedio que afrontarlo, seguir adelante aunque no quiera, aunque desee estancarme en ti durante siglos porque no tengo prisa. Me daría lo mismo seguir persiguiendo tu sombra, como peter pan a la suya. Siento que por lo que me pesa esta culpa, no creo ni que me merezca avanzar. Soy incapaz de tener una misera cita porque siento que te estoy fallando, de nuevo. Por no hablar de que me miro al espejo y pienso que no gustaré a nadie.
Tu relación es tan auténtica como mi sufrimiento. Es algo real, desesperanzador e implacable, que consigue mermar mis fuerzas, pero me devuelve a la tierra. No se asemeja en nada a lo que me gustaría, nisiquiera por asomo, en mi mente solo cabemos tu y yo, el echarte de menos, el deseo de esperarte, las ganas de tenerte, el amor...ahora sé que no tendré nada de eso.
Realidad cruda, sin cocinar como el sushi; como la sensación de quitarte la venda de los ojos mientras caes en picado sin paracaidas; una bofetada de realidad que te deja una cicatriz en la cara. Quizás me podría haber ahorrado este dolor, quizás sería mejor no saber nada, hay veces que lo preferiría y vivir engañada pensando que algún día volverías. Imaginar y escribir mil fantasias de ciencia ficción, historias con final feliz, pensando que tus sentimientos hacia mi vencerían al pasado. En este momento, entre nosotros no solo se interpone solo tu dolor, sino una nueva vida sin mí, prometedora e ilusionante. No darías marcha atrás para dejar de lado esta novedad. Ahora no. Sé que Madrid es más bonito que Londres, porque ahí no llueve. Sé que te hace feliz, que entre otros es un motivo de alegría, lo entiendo y no te culpo. También sé que en el fondo tampoco te olvidas de mí.
No obstante, no me queda mas remedio que afrontarlo, seguir adelante aunque no quiera, aunque desee estancarme en ti durante siglos porque no tengo prisa. Me daría lo mismo seguir persiguiendo tu sombra, como peter pan a la suya. Siento que por lo que me pesa esta culpa, no creo ni que me merezca avanzar. Soy incapaz de tener una misera cita porque siento que te estoy fallando, de nuevo. Por no hablar de que me miro al espejo y pienso que no gustaré a nadie.
Aun teniendo razones para obligarme a superarlo, nada de esta verdad cambia mis sentimientos, ni que mi única constante sea amarte, ni que te extrañe a todas horas, ni que te necesite como al que más...
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