jueves, 29 de octubre de 2015
Oleada
De espaldas al mar, mirándote de frente y esperando. Lo escucho rugir detrás de mí, un león con melena de espuma enfurecido por tanto dolor, por nosotros. Y ahí estás tú, mi unico espectador, atento como siempre has sido. Aguardo entusiasmada deseando la sorpresa que llegará sin avisar. Entonces sucede, una ola impetuosa choca contra el muro, salta y me baña de la cabeza a los pies. Una ducha salada que me limpia, arrastrando toda la tristeza y el sufrimiento a lo más profundo del mar. Y ahí estas tú, observándome con una sonrisa. Empapada me acerco a tí. Tienes los ojos vidriosos, inundados, tanto que alguna lágrima rebosa. Me lo dijiste todo sin decir nada.
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