"You would not believe your eyes if ten million fireflies lit up the world as I fell asleep"

lunes, 5 de abril de 2010

Dulce tormento

Y entonces todo comenzó a dar vueltas. El mundo giraba a destiempo, los minutos se dilataban y las horas se acortaban, como si el curso de la vida hubiese quedado atrapado dentro de un agujero negro y nada, absolutamente nada, tuviese sentido. El pasado era presente y el presente pasado, se mezclaban entre sí hasta alcanzar un equilibrio que carecía de definición. Mis sentidos, cada vez más deteriorados, parecían hallarse en otra dimensión ajena a la realidad que me rodeaba. Corría sobre nubes imaginarias con los pies descalzos. Recuerdo bajar aquellas escaleras a duras penas, escuchando las risas agitadas de mis amigas que se alejaban con cada uno de mis pasos y en lo único que pensaba era en llegar a donde él se encontraba. La puerta del baño estaba cerrada, pero su voz emergió de dentro y quise derribarla. De un momento a otro se abrió y al fin pude verle con una mirada un tanto confusa, como quien mira por primera vez a alguien, curioseando pero sin confiarse demasiado. La diferencia era que él ya me había visto miles de veces antes y aun así parecía preguntarse si aquella persona era yo. La habitación contigua tenía las luces apagadas y una cama aguardaba en su interior. Sin más dilación nos dirigimos hacia el cuarto, él me siguió algo dubitativo, no muy seguro de cuales eran mis intenciones. La cama irradiaba una fuerte atracción que era casi ineludible así que me dejé caer sobre su blanda superficie. El peso de mis cuerpo desapareció, como si flotase sobre una ligera capa de espuma de mar que me mecía al ritmo de las olas. Él se acercó a mí. Preocupado por mi estado, se sentó a mi lado y pude sentir su calor, me abrazó con fuerza tratando de evitar que me tambalease. Algo despertó en mí una avalancha de repentina sensualidad y deseo, quizás fueron sus dulces besos o mis desatados impulsos. Me dejé llevar por aquel instinto impetuoso que me arrastraba en una corriente de pasión. Quería sus labios, su piel, su cuerpo...ansiaba su afecto de manera descontrolada como si se hubiese convertido en un capricho momentáneo que deseaba con todo mi ser. De lo más profundo de mis entrañas surgió una oleada de risa efusiva, sin razón aparente reía a carcajada limpia. Le susurré al oído que le amaba pero de repente todo se tiñó de negro. El miedo se apoderó de mí, remplazando la alegría por la angustia. Brotaron mis temores más profundos, aquellos que había enterrado para siempre bajo capas de tierra creyendo que jamás volverían a atormentarme. Sentía pánico al mirarle. Temía pensar en que él era dueño de mis emociones, en que cada parte de mi alma dependía de él y en que mi felicidad ya no era enteramente mía si no que en parte le pertenecía a él. Tenía mi corazón en la palma de su mano y con el más mínimo apretón podía herirlo, me sentía débil. Me asustaba saber que al enamorarme le había otorgado mis sentimientos. Sus ojos y los mios se llenaron de lágrimas, él lloraba pensando que lo nuestro se había hecho pedazos. Yo lloraba por amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario